sábado, septiembre 30, 2006

22 de Noviembre

22 DE NOVIEMBRE

Desperté en casa de Catalina O’Hara. Mientras desayunaba, muy temprano (María no estaba, el resto de la casa dormía), con Catalina y su hijito Davy, a quien tenía que llevar a la guardería, recordé que la noche anterior, cuando ya solo quedábamos unos pocos, Ernesto San Epifanio dijo que existía literatura heterosexual, homosexual y bisexual. Las novelas, generalmente, eran heterosexuales, la poesía, en cambio, era absolutamente homosexual, los cuentos, deduzco, eran bisexuales, aunque esto no lo dijo.
Dentro del inmenso océano de la poesía distinguía varias corrientes: maricones, maricas, mariquitas, locas, bujarrones, mariposas, ninfos y filenos. Las dos corrientes mayores, sin embargo, eran la de los maricones y la de los maricas. Walt Witman, por ejemplo, era un poeta maricón. Pablo Neruda, un poeta marica. William Blake era maricón, sin asomo de duda, y Octavio Paz marica. Borges era fileno, es decir de improviso podía ser maricón y de improviso simplemente asexual. Rubén Darío era una loca, de hecho la reina y el paradigma de las locas.
- En nuestra lengua, claro está –aclaró-; en el mundo ancho y ajeno el paradigma sigue siendo Verlaine el Generoso.
Una loca, según San Epifanio, estaba más cerca del manicomio florido y de las alucinaciones en carne viva mientras que los maricones y los maricas vagaban sincopadamente de la Ética a la Estética y viceversa. Cernuda, el querido Cernuda, era un ninfo y en ocasiones de gran amargura un poeta maricón, mientras que Guillén, Aleixandre y Alberti podían ser considerados mariquita, bujarrón y marica, respectivamente. Los poetas tipo Carlos Pellicer eran, por regla general, bujarrones, mientras que poetas como Tablada, Novo, Renado Leduc eran mariquitas. De hecho, la poesía mexicana carecía de poetas maricones, aunque algún optimista pudiera pensar que allí estaba López Velarde o Efraín Huerta. Maricas, en cambio, abundaban, desde el matón (aunque por un segundo yo escuché mafioso) Díaz Mirón hasta el conspicuo Homero Aridjis. Deberíamos remontarnos a Amado Nervo (silbidos) para hallar un poeta de verdad, es decir, un poeta maricón, y no a un fileno como el ahora famoso y reinvindicado potosino Manuel José Othón, un pesado donde los haya. Y hablando de pesados: mariposa era Manuel Acuna y ninfo de los bosques de Grecia José Joaquín Pesado, perennes padrotes de cierta lírica mexicana.
- ¿Y Efrén Rebolledo? – pregunté yo.
- Un marica menorcísimo. Su única virtud es la de ser si no el único, el primer poeta mexicano que publicó un libro en Tokio, Rimas japonesas, 1909. Era diplomático, por supuesto.
El panorama poético, después de todo, era básicamente la lucha (subterránea), el resultado de la pugna entre poetas maricones y poetas maricas por hacerse con la palabra. Los mariquitas, según San Epifanio, eran poetas maricones en su sangre que por debilidad o comodidad convivían y acataban –aunque no siempre- los parámetros estéticos y vitales de los maricas. En España, en Francia y en Italia los poetas maricas han sido legión, decía, al contrario de lo que podría pensar un lector no excesivamente atento. Lo que sucedía era que un poeta maricón como Leopardi, por ejemplo, reconstruye de alguna manera a los maricas como Ungaretti, Montale y Quasimodo, el trío de la muerte.
- De igual modo Pasolini repinta a la mariquería italiana actual, véase el caso del pobre Sanguinetti (Con Pavese no me meto, era una loca triste, ejemplar único en su especie, o con Dino Campana, que come en una mesa aparte, la mesa de las locas terminales). Para no hablar de Francia, gran lengua de fagocitadores, en donde cien poetas maricones, desde Villon hasta nuestra admirada Sophie Podolski cobijaron, cobijan y cobijarán con la sangre de sus tetas a diez mil poetas maricas por su corte de filenos, ninfos, bujarrones y mariposas, excelsos directores de revistas literarias, grandes traductores, pequeños funcionarios y grandísimos diplomáticos del Reino de las Letras (véase si no, el lamentable y siniestro discurrir de los poetas de Tel Quel). Y no digamos nada de la mariconería de la Revolución Rusa en donde, si hemos de ser sinceros, sólo hubo un poeta maricón, uno solo.
- ¿Quién? –le preguntaron.
- ¿Maiakovski?
- No.
- ¿Esenin?
- Tampoco.
- ¿Pasternak, Blok, Mandelstam, Ajmátova?
- Menos.
- Dilo de una vez, Ernesto, que me estoy comiendo las uñas.
- Sólo uno –dijo San Epifanio-, y ahora te saco de la duda, pero eso sí, maricón de las estepas y de las nieves, maricón de la cabeza a los pies: Khlebnikov.
Hubo opiniones para todos los gustos.
- Y en Latinoamérica, ¿cuántos maricones verdaderos podemos encontrar?
- Vallejo y Martín Adan. Punto y aparte. ¿Macedonio Fernández, tal vez? El resto, maricas tipo Huidobro, mariposas tipo Alfonso Cortés (aunque éste tiene versos de maricona auténtica), bujarrones tipo León de Greiff, ninfos abujarronados tipo Pablo de Rokha (con ramalazos de loca que hubieran vuelto loco a Lacan), mariquitas tipo Lezama Lima, falso lector de Góngora, y junto con Lezama todos los poetas de la Revolución Cubana (Diego, Vitier, el horrible Retamar, el penoso Guillén, la inconsolable Fina García) excepto Rogelio Nogueras, que es un encanto y una ninfa con espíritu de maricón juguetón. Pero sigamos. En Nicaragua dominan mariposas tipo Coronel Urtecho o maricas con voluntad de filenos, tipo Ernesto Cardenal. Maricas también son los Contemporáneos de México...
- ¡No –gritó Belano-, Gilberto Owen no!
- De hecho –prosiguió imperturbable San Epifanio-, Muerte sin fin es, junto con la poesía de Paz, La Marsellesa de los nerviosísimos y sedentarios poetas maricas. Más nombres: Gelman, ninfo, Benedetti, marica, Nicanor Parra, mariquita con algo de maricón, Westphalen, loca, Enrique Lihn, mariquita, Girondo, mariposa, Rubén Bonifaz Nuño, bujarrón amariposado, Sabines, bujarrón abujarronado, nuestro querido e intocable Josemilio Pe, loca. Y volvamos a España, volvamos a los orígenes –silbidos-: Góngora y Quevedo, maricas; San Juan de la Cruz y Fray Luis de León, maricones. Ya está todo dicho. Y ahora, algunas diferencias entre maricas y maricones. Los primeros piden hasta en sus sueños una verga de treinta centímetros que los abra y fecunde, pero a la hora de la verdad les cuesta Dios y ayuda encamarse con sus padrotes del alma. Los maricones, en cambio, pareciera que vivan permanentemente con una estaca removiéndoles las entranas y cuando se miran en un espejo (acto que aman y odian con toda su alma) descubren en sus propios ojos hundidos la identidad del Chulo de la Muerte. El chulo, para maricones y maricas, es la palabra que atraviesa ilesa loa dominios de la nada (o del silencio o de la otredad). Por lo demás, y con buena voluntad, nada impide que maricas y maricones sean buenos amigos, se plagien con finura, se critiquen o alaben, se publiquen o se oculten mutuamente en el furibundo y moribundo país de las letras.
- ¿Y Cesárea Tinajero, es una poeta maricona o marica? –preguntó alguien. No reconocí la voz.
- Ah, Cesárea Tinajero es el horror –dijo San Epifanio.

domingo, septiembre 24, 2006

Mi rostro es de una indiferencia tremenda

No sé cuantas veces me han preguntado;
si me cae mal
si me aburro
si estoy chato

Y mi respuesta
ha sido
siempre NO,
sí te estoy escuchando

Es que mi rostro
puede representar
otra cosa

Y es eso tan simple
y a la vez
tan complicado

Es que mi rostro
es de una
indiferencia tremenda

viernes, septiembre 22, 2006

De Java a Goa

Pienso en mi tranquilo Java
donde nací
y seguirán
viviendo
mis nietos

De casa no sacamos más
que esta triste balsa
con la cual intentaremos cruzar
el océano indico

Arrastrados por la corriente
varamos en la costa
de lo que parecían ser
selvas vírgenes

A lo lejos divisamos
algunos nativos

Luego de mucho charlar
e intercambiar hojas de té
hemos llegado a lo que los pueblerinos
llaman
Goa

Hombres y Mujeres
de todas las razas
llegan a recibirnos

Goa parece un bonito pueblo
y su gente se ve más que feliz
todo el tiempo


Miro al mar
las chozas
son de
naranjos
techos
de paja
teñidos
por el reflejo
del sol
ocultándose
en el horizonte

Altas palmeras se mueven
como por efecto
de supersónicos
vientos invisibles

Miro los rostros horizontal
-mente iluminados
de mis acompañantes
sus pupilas plateadas
sus corneas cósmicas
sus ceños fruncidos
y cejas que intentan
proteger

Sonidos de tambores
se instalan en el aire
los pueblerinos se alborotan
y se lanzan a bailar

Empieza a anochecer
en Goa
una luz fluorescente
queda en el ambiente

La música es hipnótica
todos parecemos caer
en trance

Los nativos
nos apuntan la luna
me doy cuenta
que está llenísima

Pienso en mi tranquilo Java
donde
las noches
no son
como esta

lunes, septiembre 18, 2006

Fin de Taller

Este miércoles 20 es la presentación del taller
Poesía A Ojos Desnudos se desnudará frente al publico
También lo hará el taller de crónica dirigido por Gonzalo León
El espectáculo es a las 5pm y después se saldrá a celebrar a algún lugar improvisado

Estar en taller es divertido y claro ya he estado en 4

Recuerdo mi primer taller, no sabia nada, era de los más malos de la clase, pero perseverante y observador. Gran taller ese, aprendí bastante y conocí a buena gente.
No sabia ni leer mi propia poesía, me ponía nervioso, no me salía la voz para marcar presencia cuando pasaban la lista. Escribía poco y conocía a pocos autores y tampoco hacía mucho aporte.

Me repetí el taller a la próxima temporada y ahí llegue al taller que me formo como poeta y además donde conocí a mis compañeros de parranda literaria que hoy tengo ya consolidado.
Tito Escárate es un loco que hizo de nuestro taller Poesía y Rock un ambiente hermanable de personas con intereses artísticos más allá de lo puramente poético. Hablábamos de ovnis, de infraterrestres, del sida, temas que aparecían y encontrábamos entretenidos, aquí nunca se impuso nada (o mucho), la cosa salía espontánea y los cabros –nosotros- hacíamos el taller, muy buen taller.
En ese tiempo El Olímpico era nuestro afterclass y gracias a este techo y cervezas de por medio pudimos conocernos más entre compañeros.

Después de este taller, tome un descanso que se venía pesado en la U y me salte el taller que venía, así que ese tiempo sin taller me la pase profundizando mi escritura, leyendo cosas nuevas y ampliando mis ojos literarios.

Para la temporada de primavera del año pasado volví renovado y con ganas de vivir la estación del florecimiento en un taller que me ayude a seguir escribiendo.
El profe era bueno y medio famosillo, se había ganado buenos premios y era reconocido por varios.
Éste nos tomó a todos y a mis compañeros que se habían repetido el taller al igual que yo saltándose el del medio, a lo que era la escena literaria chilena actual; nos llevo a la SECH, a la Fundación Neruda y nos abandono en esa fauna para que nos diéramos cuenta de las amenazas y peligros que hay donde hay tanta bestia suelta.
Pero nosotros como somos jóvenes no pescamos y llegábamos a estos eventos atrasados sin ganas de poner atención y siempre esperando el termino para lanzarnos al cóctel.

Luego vino el verano y yo me la pase escribiendo nuevo y comprando más libros.
Nos juntábamos seguido con algunos compañeros recurrentes y terminamos un verano bien literario.

El año comenzó bien, aunque ninguno de mis amigos íntimos quedó en Fundación Neruda. Dos más lejanos sí, bien por ellos.

El taller que abrió este año fue el Jordi, el cual no pude entrar por tope de horarios con la universidad, una lastima, yo quería entrar, aunque por lo menos llegue como oyente dos veces, buen taller, buen profe. Ese taller me perdí.

Ahora me toca habla de Kurt

Yo precisamente no entré con él, sino que llegué a él cuando tuve tiempo por vacaciones en la U. Llegue inicialmente como oyente y finalmente termine como oyente vitalicio. Aunque igual al final aclaré mi situación y me registré correctamente (¡sin pagar la luka!).
El taller me gustó de inmediato, yo a Kurt ya le había leído algunas cosas en una antología de Poesía Joven por ahí, me gusta su poesía, no dude en ir a darme una vuelta por su taller.
No entré directamente al taller porque cuando comenzaron yo seguía en mi primer semestre del segundo año en la universidad, así qué cuando tuve tiempo llegué. Aproveche las vacaciones y después me cambie de sección y de horario solo para terminar el taller.
Este taller era buenísimo porque primero que nada nos daba la libertad de poder leer todo y cuando quisiéramos en clase, así el feedback era más constante y uno se iba probando al publico permanentemente.
Además nos enseñaba en soporte papel y para la casa, poetas universales o de lengua inglesa, que es de lo que se trata este taller, supuestamente. Y podíamos ahí conocer a nuevos o por lo menos tener muestras para seguir analizándolas o simplemente disfrutarlas.
También a Kurt se le ocurrió la idea de que cada uno de nosotros le correspondiera tiempo de una clase para que mediante una pequeña colección representativa de poemas mostráramos lo que veníamos haciendo y los compañeros de taller pudieran comentar.
Lo mejor de todo, ya en el final del taller, eran los poetas invitados, todos de reconocimiento y de buena disposición a participar de esa clase con alguna sugerencia o lo que le pareciera, aparte de leernos su trabajo de profesional. Y también se dio a veces que llegaban con libros para regalar, cosa que nos ponía muy contentos por la consideración que tenían por los poetas a fecha que todavía no conocían pero querían motivar en esto.
Así fue como gracias a la pasión de Kurt y su dedicación conocimos mejor lo que era ser un poeta realmente, fuera de nosotros ser aspirantes. Se agradece la disposición de Kurt por ayudarnos.
La buena onda se extendía hasta la salida de clases donde normalmente en grupo de todo el taller o gran parte iba a terminar el día a un bar casero de mapocho, el famoso Wonder Bar. Ya en el bar cervezas por medio hacíamos un gran ambiente conversando de literatura o de cualquier tema juntos todos como hermanos. Los jueves llegaban los de crónica porque justo coincidíamos en ese día y así se hacía más multidisciplinaria la cosa y conocíamos nueva gente en casi las mismas que nosotros aspirantes a escritores.

Ahora este 20 se cierra el taller
Tenemos que darnos una buena despedida.

domingo, septiembre 03, 2006

La Poesía es Homosexual

Escribir poemas es un acto homosexual
Utilizar el lenguaje en función de una expresión poética es homosexual
Pensar en poesía es homosexual
Buscar la belleza en el lenguaje poético es homosexual

Vivir la poesía es lo más homosexual de todo

La poesía es homosexual aunque la escriba una mujer
Escribir poesía es una acción que va en contra de la sexualidad
Darse el tiempo para escribir versos
Para buscar imágenes
Para encontrar un ritmo
Todo eso va en contra del genero
Escribir poesía es ir en contra de la naturalidad

El otro día Zurita decía que
La poesía es lo más alto que
Puede alcanzar una comunidad

No sé que clase de logro es escribir poesía para una comunidad
Lo que sé es que es anormal desde lo animal
Talvez llegar al lenguaje poético sea vencer a los instintos que nos hacen animales aun
Y quebrar la estructura humana hacia una particularidad nueva

Talvez sociedades más poéticas
Sociedades más evolucionadas
Evolución menos animal
Animal menos sexual

Cuando uno lee poesía
¿De qué sexo es quién escribe?
No sé puede saber
A no ser que se explicite

Al escribir poesía el genero se pierde en una expresión nueva
La poesía deja de ser del autor cuando ésta ya se ha terminado

De el lenguaje se toman prestadas las palabras
Y se escribe en códigos nuevos

Cada expresión poética
Será asexual

La poesía no tiene genero

Lo extraño de todo esto
Es que quienes escribimos poesía
No somos homosexuales