Este miércoles 20 es la presentación del taller
Poesía A Ojos Desnudos se desnudará frente al publico
También lo hará el taller de crónica dirigido por Gonzalo León
El espectáculo es a las 5pm y después se saldrá a celebrar a algún lugar improvisado
Estar en taller es divertido y claro ya he estado en 4
Recuerdo mi primer taller, no sabia nada, era de los más malos de la clase, pero perseverante y observador. Gran taller ese, aprendí bastante y conocí a buena gente.
No sabia ni leer mi propia poesía, me ponía nervioso, no me salía la voz para marcar presencia cuando pasaban la lista. Escribía poco y conocía a pocos autores y tampoco hacía mucho aporte.
Me repetí el taller a la próxima temporada y ahí llegue al taller que me formo como poeta y además donde conocí a mis compañeros de parranda literaria que hoy tengo ya consolidado.
Tito Escárate es un loco que hizo de nuestro taller Poesía y Rock un ambiente hermanable de personas con intereses artísticos más allá de lo puramente poético. Hablábamos de ovnis, de infraterrestres, del sida, temas que aparecían y encontrábamos entretenidos, aquí nunca se impuso nada (o mucho), la cosa salía espontánea y los cabros –nosotros- hacíamos el taller, muy buen taller.
En ese tiempo El Olímpico era nuestro afterclass y gracias a este techo y cervezas de por medio pudimos conocernos más entre compañeros.
Después de este taller, tome un descanso que se venía pesado en la U y me salte el taller que venía, así que ese tiempo sin taller me la pase profundizando mi escritura, leyendo cosas nuevas y ampliando mis ojos literarios.
Para la temporada de primavera del año pasado volví renovado y con ganas de vivir la estación del florecimiento en un taller que me ayude a seguir escribiendo.
El profe era bueno y medio famosillo, se había ganado buenos premios y era reconocido por varios.
Éste nos tomó a todos y a mis compañeros que se habían repetido el taller al igual que yo saltándose el del medio, a lo que era la escena literaria chilena actual; nos llevo a la SECH, a la Fundación Neruda y nos abandono en esa fauna para que nos diéramos cuenta de las amenazas y peligros que hay donde hay tanta bestia suelta.
Pero nosotros como somos jóvenes no pescamos y llegábamos a estos eventos atrasados sin ganas de poner atención y siempre esperando el termino para lanzarnos al cóctel.
Luego vino el verano y yo me la pase escribiendo nuevo y comprando más libros.
Nos juntábamos seguido con algunos compañeros recurrentes y terminamos un verano bien literario.
El año comenzó bien, aunque ninguno de mis amigos íntimos quedó en Fundación Neruda. Dos más lejanos sí, bien por ellos.
El taller que abrió este año fue el Jordi, el cual no pude entrar por tope de horarios con la universidad, una lastima, yo quería entrar, aunque por lo menos llegue como oyente dos veces, buen taller, buen profe. Ese taller me perdí.
Ahora me toca habla de Kurt
Yo precisamente no entré con él, sino que llegué a él cuando tuve tiempo por vacaciones en la U. Llegue inicialmente como oyente y finalmente termine como oyente vitalicio. Aunque igual al final aclaré mi situación y me registré correctamente (¡sin pagar la luka!).
El taller me gustó de inmediato, yo a Kurt ya le había leído algunas cosas en una antología de Poesía Joven por ahí, me gusta su poesía, no dude en ir a darme una vuelta por su taller.
No entré directamente al taller porque cuando comenzaron yo seguía en mi primer semestre del segundo año en la universidad, así qué cuando tuve tiempo llegué. Aproveche las vacaciones y después me cambie de sección y de horario solo para terminar el taller.
Este taller era buenísimo porque primero que nada nos daba la libertad de poder leer todo y cuando quisiéramos en clase, así el feedback era más constante y uno se iba probando al publico permanentemente.
Además nos enseñaba en soporte papel y para la casa, poetas universales o de lengua inglesa, que es de lo que se trata este taller, supuestamente. Y podíamos ahí conocer a nuevos o por lo menos tener muestras para seguir analizándolas o simplemente disfrutarlas.
También a Kurt se le ocurrió la idea de que cada uno de nosotros le correspondiera tiempo de una clase para que mediante una pequeña colección representativa de poemas mostráramos lo que veníamos haciendo y los compañeros de taller pudieran comentar.
Lo mejor de todo, ya en el final del taller, eran los poetas invitados, todos de reconocimiento y de buena disposición a participar de esa clase con alguna sugerencia o lo que le pareciera, aparte de leernos su trabajo de profesional. Y también se dio a veces que llegaban con libros para regalar, cosa que nos ponía muy contentos por la consideración que tenían por los poetas a fecha que todavía no conocían pero querían motivar en esto.
Así fue como gracias a la pasión de Kurt y su dedicación conocimos mejor lo que era ser un poeta realmente, fuera de nosotros ser aspirantes. Se agradece la disposición de Kurt por ayudarnos.
La buena onda se extendía hasta la salida de clases donde normalmente en grupo de todo el taller o gran parte iba a terminar el día a un bar casero de mapocho, el famoso Wonder Bar. Ya en el bar cervezas por medio hacíamos un gran ambiente conversando de literatura o de cualquier tema juntos todos como hermanos. Los jueves llegaban los de crónica porque justo coincidíamos en ese día y así se hacía más multidisciplinaria la cosa y conocíamos nueva gente en casi las mismas que nosotros aspirantes a escritores.
Ahora este 20 se cierra el taller
Tenemos que darnos una buena despedida.
1 comentario:
no...
no quiero fin de taller...
el ojo desnudo no se cierra,
sólo
se paraliza temporalmente.
eso
Publicar un comentario