sábado, abril 01, 2006

GameOver

Pasábamos un cuarto de día frente al televisor enfrentándonos cada día a los monstruos más increíbles y vivos en aventuras mágicas fuera de lo habitual.
Nuestro pasatiempo ó nuestra vida en ese entonces era escapar del mundo corriente, sumirse en una aventura épica protagonizada por uno y demostrar nuestras habilidades en el manejo del joystick.

Desde cuando tuve 7 años hasta los 16, podría decirse que se me fue la vida en eso. Una vida paralela y virtual, centrada en los videojuegos que me hacían vivir experiencias únicas con un solo presionar start. Una vida burbuja centrada en la interioridad de mí imaginación manejada por las graficas, historias y sonidos que entregaban estas maquinas.

Luego de llegar del colegio, después de almorzar apurado, encender la maquina de sueños casi-lucidos y perderme y no encontrarme hasta que la realidad de la cárcel del colegio me hiciera despabilar algo.
9 años viviendo una fantasía paralela, que no me hacia ni atender los estudios. De pocas cosas tuve nociones, mi cuerpo era un instrumento de esta droga alucinógena de la entretención.
Me compraba revistas, ahorraba para juegos, hablaba de ellos. Mi vida giraba en eso, practicar todos los días para ser el mejor, superarme a mí mismo en una individualidad competitiva virtual. Reducir los amigos en una sola maquina.
La modernidad me entregaba comodidad, no debía salir de mi casa para encontrar máxima entretención. No necesitaba de amigos, para sentirme bien, que en el mundo de los videojuegos yo era el amo y señor de este reino. Me ahorre las relaciones sociales y me bastaba conmigo mismo para ser feliz. Podría vivir en soledad y sin cuerpo, relativamente feliz por siempre.

Hasta que conocí el amor, y todo este mundo callo.
Me enamore de una chica, me acorde de mi cuerpo y salí a buscarla. Desde ahí que ya deje esa vida y ahora retome la sociabilidad como camino de la autorrealización. Abandone un mundo de ficción, por un mundo cruel, donde las experiencias se viven de piel. Y con lucidez, ahora puedo ser competente, fuera de un juego de computadora, ahora tengo una vida que contar. La magia de la verdad, del verte y tocar.

GameOver

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