Hoy no me llama el lápiz,
me llama el papel.
Me llama la pasividad
el dulce silencio
la sumisa entrega
la blanca ingenuidad.
Hoy me llama
la aburrida paz
de la cotidiana vida.
La rutina que enloquece
la nerviosa espera.
Hoy no espero al lápiz
hablo desde mi vació.
Hoy habla mi nada
Nada tiene que decir...
La nada hoy es mi todo
ayer y mañana lo mismo.
Hoy hablo desde lo profundo de lo sin fondo
de todos los días, lo mismo.
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