dicen que la literatura
–o el arte en general–
puede ser; convertirse
en un ajuste de cuentas;
una venganza
cuando estaba chico
mi profesora
si me pillaba
bostezando
en su clase
me enviaba a
lavarme la cara
al baño
ahora son las cuatro
de la mañana
tengo sueño
pero estoy en el trabajo
y debo aguantar
un poco más
me lavo
la cara
pienso en ella
y no hay venganza