viernes, abril 21, 2006

Niahimismo

En Chile a diferencia de otros países del globo
se maneja una corriente de pensamiento,
mejor y más autóctona que el Nihilismo,
el Niahimismo

Filosofía creada
a base
de las sabias palabras
de nuestro
maestro oriental
Chino Ríos

lunes, abril 10, 2006

Enfermeplus 2

II

En la segunda vez tenia como 13, ya estaba más grande y ya podía mejor darme cuenta en la situación que me encontraba nuevamente, todo se repetía; la misma incertidumbre, el mismo aburrimiento, la misma soledad.
Era la revancha de la enfermedad y yo ya no quería más.
Me paralizaría nuevamente la vida, el tiempo se detendría, yo quedaría aislado de la realidad, estaría aparte recuperándome de una enfermedad que me tendría cerca de 3 meses en cama.
Sabía en que posición estaba, ya tenia experiencia, y como no tuve mucho descanso, ya estaba cansado para está, habría que hacerse la idea de nuevo. Pero no, el año pasado justo me habían comprado una playstation y además no estaba dispuesto a pasarlo mal de nuevo. En esta ocasión, luchaba en contra de mi enfermedad y luchaba por no aburrirme como la otra vez. Si lo pensaba un poco, todo me daba pena y no encontraba explicaciones para que esto se repitiese de nuevo, para no tener pena y esas cosas, me sumergía en el juego con la consola y me hacia olvidar de donde me hallaba.
Jugaba todos los días, veía tele a destajo, pensaba un poco y hacia otras cosas que mantuvieran llenas las horas libres que me eran todas. Buscando que hacer todo el tiempo, el lapso en que estuve en cama fue un largo tiempo para el abandono psíquico que lograba con mi imaginación obligada a trabajar las 24 horas del día, la cual me ayudaba a olvidarme y alejarme de la situación nefasta donde me encontraba.
Me centre en mi interioridad, conversaba conmigo mismo para palear la soledad, fui queriéndome como persona y aceptando poco a poco mi condición. La soledad me abrazaba, pero yo además me encontraba conmigo mismo.

Esta vez fue más familiar, en vez de algunos amigos, recibía la visita efímera de mis abuelos, primos, tíos. La cosa esta vez era más cerrada y de menos esperanzas, ya no nos imaginábamos recuperado pronto, ya estábamos asumidos a esperar tipo 3 meses, los cuales se cumplieron, sin ningún tipo de sorpresa. Estaba todo ya más tristemente controlado, mis padres ya sabían como actuar, a la vez de mí que ya tenia todo un plan para no aburrirme.
Pero aunque todo halla sido más ordenado, yo me comportaba más libre y menos burocrático. Sabia que debía hacer y sabia que cosas hacerlas sin que supieran, me liberaba en condición, sin salir mucho de mi pieza y pensando planes nuevos para aniquilar mi sobrado e indevolvible tiempo.
Mi conciencia psíquica era mayor, pero me la pasaba puro perdiéndome con mi imaginación, en el fondo fue en esta experiencia donde debí haber tomado el gusto a ese existencialismo que me hace ser tan volado de imaginación y tan al margen de toda la actualidad. Fue ahí que en soledad, aburrimiento, enjaulado en mi pieza y anclado en mi cama donde tome como postura el desinterés y la autosuficiencia, pues sino no se puede resistir.
Dormido con los ojos abiertos pase estos 3 meses de Bronco Pulmonía en el pulmón izquierdo, sin saber tanto de mí, más que lo que me bastaba para no sobre desesperarme.
No me acuerdo de haber visto salir el sol por mi ventana, ni escuchar a los niños jugando desde ahí mismo. No recuerdo, haberme recordado estándome ahí. No recuerdo haber sido.
Me perdí, me olvide, no estaba aquí, ya no era. La enfermedad me encapsulo el tiempo y me lo boto, solo queda el recuerdo de un nunca recuerdo; un brote somnoliento existencialista que marcara mi vida.

Enfermeplus I

En dos ocasiones estuve enfermo largamente, meses en cama, aburrido sin nada que hacer, fue en mi niñez y en mi adolescencia.
La primera vez como a los 10 años, la segunda como a los 13.

I

La primera vez fue Hepatitis la que me tuvo en cama como por 3 meses, y cada 15 días debía ir la clínica a sacarme una muestra de sangre y ver si ya me había recuperado. Algunos están 2 semanas no mas en cama, yo en cambio, como dije, como por los 3 meses. Y así me las pase, aburrido todo el día en la cama, con un pijama de uniforme. No recuerdo si podía ir al baño o no, pero lo cierto sí era que llevar el mismo traje y estar en las mismas sabanas tanto tiempo, no crea un bonito olor y además todo se impregna de un recalentado sudor.
Me la pasaba viendo televisión, aburrido también de la misma rutina. Me despertaba muy temprano por la mañana, cuando escuchaba a mis padres levantarse para ir al trabajo. En esos momentos dormitaba y veía a medio párpado salir el sol por la ventana. En esos tiempos se escuchaban algunos gallos, de la chacra vecina, cosas que pasan por vivir en la periferia. Más tarde me re-despertaba mi nana con el desayuno en la cama. Abría enteramente los ojos, probaba el primer bocado, encendía la televisión con pereza, a un volumen más que moderado y comenzaba ahí mi día de vigilia.
Comenzaba con él matinal “Buenos días a todos” y los gritos de el verdulero con su camión ambulante, o sino era él, del gasfiter paseándose en su bicicleta por la calle principal de mi barrio. Más tarde escuchaba gritos que decían cosas así como: “Repuestos para la enceradora” con un timbre muy particular.
Y así me las pasaba en la cama aburrido, ni siquiera conversando conmigo mismo, porque a esa edad, lo que más quiere uno es salir a jugar y no perder el tiempo en pensamientos. Pero como me sobrara el tiempo, y me hacia falta un cuerpo sano, no sabia que hacer. Así fue como por la negación de salir de la cama, veía en los momentos donde iba al baño, una oportunidad para levantarme y –con nostalgia- volver a poner los pies en el piso y caminar al baño como si fuese el niño de mi pasado o solamente un niño sano.
En cama, sin caminar, días, semanas, meses; Aburritiempo, no sabia en que gastar mi tiempo, quería puro salir, caminar, correr. Meses encarcelado en las 4 paredes de mi pieza, sin salir, ni siquiera moverme.
¿La Televisión, mi única entretención?, no lo sé, pero más que acompañarme de una forma inerte, yo me aferraba a ella para poder salir tras ella, de mi pieza. Me aburría igual, pero por lo menos me mostraba el mundo exterior. Podía mirar la vida desde mi pieza (des)consoladoramente.
Pocas veces tuve visitas, normalmente eran mis abuelos el día domingo, otras veces algunos compañeros del colegio acompañados de sus papás. Y no recuerdo haber recibido visitas de algún amigo del barrio. Es raro sentir la soledad a esa edad, es que la enfermedad te congela la vida, te hace no vivir realmente y mal prepararte para tu reinserción a la cotidianidad, la enfermedad te paraliza también tu madurez social, y sales perdido en la vida cuando al fin te logras recuperar. La soledad me abrazo de muy pequeño, cuando yo no entendía nada, hizo crecer en mi el germen existencialista que hoy vivo con una pena de la nostalgia inconsciente para mí. Yo no lo entendía, pero ahora en el recuerdo, duele.

viernes, abril 07, 2006

Mexicanito

Mexicanito, morenito, cholito, indigenita, feito.
Y yo que me siento; Mexicano, Peruano, Boliviano, Brasilero.
Y esta que habla de Latinoamérica unida.
Cree en el comunismo.
Y es más burguesa que cualquiera
Heredo el comunismo de su familia,
Que va saber que es sentirse socialista de verdad.
Que cinismo.
Todos los comunistas son iguales de cínicos como cualquiera.
Son todos unos chantas.
Es toda una pose.
Son puros snobs, intentando sentirse mejores con ellos mismos.
Que saben esos burgueses.
Son pura predica y nada de acción.

Eres comunista por adopción.

Nunca hay sentido el socialismo en tu sangre

miércoles, abril 05, 2006

Bueno/ me Gusta

Ahora discutiré un tema que vengo desarrollando desde hace algún tiempo.
El tema trata sobre los juicios:
bueno y me gusta, relacionados heterodoxamente.

Como la vida es una viaje de elecciones, una persona común esta obligada a dimitir juicios sobre si es bueno o le gusta. Normalmente se tiende a enlazar estos dos como si fuesen lo mismo. El conflicto entra en acción cuando se da por juicio un “es bueno”, cuando por respuesta debiese ser un: “me gusta”.

Antes que todo hay que entrar a definir que significa cada palabra usada aquí. Ósea las que sirven de juicio en esta ocasión.
“Bueno” tiene relación con las cualidades bondadosas del objeto, y esta nace a partir de una dimensión objetiva de la realidad.
“Gustar” alude a lo agradable para el sujeto del objeto, y se crea a partir de la subjetividad y se gesta no necesariamente de a partir de la razón.

Así un individuo situado en el abanico de opciones de la vida esta en la constante y comprometedora acción de elegir todo el tiempo.
Con una conciencia limpia podrá darse cuenta de las opciones “buenas” y también de las más agradables para su persona.

Doy por ejemplo el caso, de que un sujeto llega a un patio de comidas de un conglomerado de empresas de la alimentación, este sujeto deberá elegir entre un plato vegetariano y un plato de comida rápida. Desde esta psicología supuesta, el individuo se dará cuenta que el plato de comida vegetariana es la opción más saludable y por esto la más buena, aunque por el otro lado vea en el plato de comida rápida un sabor que le llama más la atención y por esto le guste más.

Doy otro ejemplo, un alcohólico rehabilitado sale de juerga con sus amigos. El sujeto este ya no toma desde hace más de 3 años. Sus amigos toman, él está entremedio. El sujeto este encontrara que el alcohol que toman sus amigos le hace mal y que seria mejor no tomar. Por otra parte no a olvidado el sabor y el estado que lograba tomando ese alcohol. Y lo recuerda muy rico, muy agradable.

Lo que ocurre en estos casos, es que en muchas ocasiones, lo que es por sentido común algo bueno, puede que no sea necesariamente lo más gustoso para la persona. Que en definitiva funcionan independientemente la una de la otra en varios casos, y que no es bueno relacionarlas entre si que funcionan libremente.

Lo que podría hacer relación con estos dos tipos de juicios, seria: “lo mejor”.

Este involucra por una parte a lo bueno y a lo agradable, en un juicio nuevamente subjetivo, por esto más cercano a lo agradable. Lo que constituye otro conflicto más, por qué lo mejor debiera constituir a lo bueno y a lo agradable, pero que en definitiva queda a merced de la subjetividad inconexa de la pura razón.

Un caso de esto es, cuando en el fútbol se pregunta por el mejor futbolista de la historia, tenemos por caso supuesto a Pelé y Maradona. El juicio por el mejor debe tratar sobre estos dos aspectos, el más bueno y el que más le gusta a uno.
Por eso en este caso para responder la pregunta, yo recomendaría articular la respuesta, para dejarse más claro explicado, aunque conceptualmente pueda confundir igualmente.
Así pongo por ejemplo, la respuesta: yo creo que Pelé fue el más grande futbolista de la historia. Pero Maradona es el que más me gusta.
Y con el mejor yo no me comprometo.

Es por eso que esta la paradoja de que muchas veces a uno no le gusta siempre la mejor opción, y que a uno le gusta lo que le gusta, sin mezclar la razón especialmente en esto, como nacido más de la intuición o del sentir.

Este problema se manifiesta principalmente por la bipolaridad del lenguaje, así es como cuando uno elige algo, por cosas del lenguaje, parte dejando entendido que lo no elegido a sido negado o invalidado, cuando tan solo por un asunto de jerarquías que además no es fácil elegir uno a elegido la opción seleccionada.

Entonces cuando uno elige por gusto una opción, no necesariamente la opción más buena pasa a ser negada, solo que por un asunto personal, no necesariamente completamenteracional uno la jerarquiza primera.

Y en el caso del juicio por lo mejor, este sigue siendo una valoración personal de la combinación; lo más bueno, con lo más agradable.
El conflicto estará en confundir lo agradable con lo bueno.
Para en vez de confundir con eso, seria mejor decir lo mejor, si es que ya se tiene conciencia de lo bueno y lo agradable. Entonces lo mejor es una valoración subjetiva con conciencia de lo objetivo.
Entonces para la próxima vez que te pregunten, por ejemplo: “¿Cuál es el mejor grupo de música?”. Tú respondas algo así como: “No lo sé, pero el que más me gusta es...”

sábado, abril 01, 2006

GameOver

Pasábamos un cuarto de día frente al televisor enfrentándonos cada día a los monstruos más increíbles y vivos en aventuras mágicas fuera de lo habitual.
Nuestro pasatiempo ó nuestra vida en ese entonces era escapar del mundo corriente, sumirse en una aventura épica protagonizada por uno y demostrar nuestras habilidades en el manejo del joystick.

Desde cuando tuve 7 años hasta los 16, podría decirse que se me fue la vida en eso. Una vida paralela y virtual, centrada en los videojuegos que me hacían vivir experiencias únicas con un solo presionar start. Una vida burbuja centrada en la interioridad de mí imaginación manejada por las graficas, historias y sonidos que entregaban estas maquinas.

Luego de llegar del colegio, después de almorzar apurado, encender la maquina de sueños casi-lucidos y perderme y no encontrarme hasta que la realidad de la cárcel del colegio me hiciera despabilar algo.
9 años viviendo una fantasía paralela, que no me hacia ni atender los estudios. De pocas cosas tuve nociones, mi cuerpo era un instrumento de esta droga alucinógena de la entretención.
Me compraba revistas, ahorraba para juegos, hablaba de ellos. Mi vida giraba en eso, practicar todos los días para ser el mejor, superarme a mí mismo en una individualidad competitiva virtual. Reducir los amigos en una sola maquina.
La modernidad me entregaba comodidad, no debía salir de mi casa para encontrar máxima entretención. No necesitaba de amigos, para sentirme bien, que en el mundo de los videojuegos yo era el amo y señor de este reino. Me ahorre las relaciones sociales y me bastaba conmigo mismo para ser feliz. Podría vivir en soledad y sin cuerpo, relativamente feliz por siempre.

Hasta que conocí el amor, y todo este mundo callo.
Me enamore de una chica, me acorde de mi cuerpo y salí a buscarla. Desde ahí que ya deje esa vida y ahora retome la sociabilidad como camino de la autorrealización. Abandone un mundo de ficción, por un mundo cruel, donde las experiencias se viven de piel. Y con lucidez, ahora puedo ser competente, fuera de un juego de computadora, ahora tengo una vida que contar. La magia de la verdad, del verte y tocar.

GameOver

El Túnel - XXVII

[Cito este capitulo del libro El Túnel, que me gusta mucho y que justamente en esta parte del libro muestra el clímax interior que atraviesa nuestro/nosotros amigo Castel]

Pensaba quedarme varios días en la estancia pero sólo pasé una noche. Al día siguiente de mi llegada, apenas salió el sol, escapé a pie, con valija y la caja. Esta actitud puede parecer una locura, pero se verá hasta qué punto estuvo justificada.
Apenas nos separamos de Hunter y Mimí, fuimos adentro, subimos a buscar las presuntas manchas y finalmente bajamos con mi caja de pintura y una carpeta de dibujos, destinada a simular las manchas. Este truco fue ideado por María.
Los primos habían desaparecido, de todos modos. María comenzó entonces a sentirse de excelente humor, y cuando caminamos a través del parque, hacia la costa, tenía verdadero entusiasmo. Era una mujer diferente de la que yo había conocido hasta ese momento, en la tristeza de la ciudad: más activa, más vital. Me pareció, también, que aparecía en ella una sensualidad desconocida para mí, una sensualidad de los colores y olores: se entusiasmaba extrañamente (extrañamente para mí, que tengo una sensualidad introspectiva, casi de pura imaginación) con el color de un tronco, de una hija seca, de un bichito cualquiera, con la fragancia del eucalipto mezclada al olor del mar. Y lejos de producirme alegría, me entristecía y desesperanzaba, porque intuía que esa forma de María me era casi totalmente ajena y que, en cambio, de algún modo debía pertenecer a Hunter o algún otro.
La tristeza fue aumentando gradualmente; quizá también a causa del rumor de las olas, que se hacía a cada instante más perceptible. Cuando salimos del monte y apareció ante mis ojos el cielo de aquella costa, sentí que esa tristeza era ineludible; era la misma de siempre ante la belleza, o por lo menos ante cierto género de belleza. ¿Todos sienten así o es un defecto más de mi desgraciada condición?
Nos sentamos sobre las rocas y durante mucho tiempo estuvimos en silencio, oyendo el furioso batir de las olas abajo, sintiendo en nuestros rostros las partículas de espuma que a veces alcanzaban hasta lo alto del acantilado. El cielo, tormentoso, me hizo recordar el del Tintoretto en el salvamento de sarraceno.
-Cuántas veces –dijo María- soñé compartir con vos este mar y este cielo.
Después de tiempo, agregó:
-A veces me parece como si esta escena la hubiéramos vivido siempre juntos. Cuando vi aquella mujer solitaria de tu ventana, sentí que eras como yo y que también buscabas ciegamente a alguien, una especie de interlocutor mudo. Desde aquel día pensé en buscarte y confesártelo. Pero tuve miedo de equivocarme, como me había equivocado una vez, y esperé que de algún modo fueras vos el que buscara. Pero yo te ayudaba intensamente, te llamaba cada noche, y llegué a estar tan segura de encontrarte que cuando sucedió, al pie de aquel absurdo ascensor, quedé paralizada de miedo y no pude decir nada más que una torpeza. Y cuando huiste, dolorido por lo que creías una equivocación, yo corrí detrás como una loca. Después vinieron aquellos instantes de la plaza San Martín, en que creías necesario explicarme cosas, mientras yo trataba de desorientarte, vacilando entre la ansiedad de perderte para siempre y el temor de hacerte mal. Trataba de desanimarte, sin embargo, de hacerte pensar que no entendía tus medias palabras, tu mensaje cifrado.
Yo no decía nada. Hermosos sentimientos y sombrías ideas daban vueltas en mi cabeza, mientras oía su voz, su maravillosa voz. Fui cayendo en una especie de encantamiento. La caída del sol iba encendiendo una fundición gigantesca entre las nubes del poniente. Sentí que ese momento mágico no se volvería a repetir nunca. “Nunca más, nunca más”, pensé mientras empecé a experimentar el vértigo del acantilado y a pensar qué fácil sería arrastrarla al abismo, conmigo.
Oí fragmentos: “Dios mío... muchas cosas en esta eternidad que estamos juntos... cosas horribles... no sólo somos este paisaje, sino pequeños seres de carne y huesos, llenos de fealdad, de insignificancia...”
El mar se había ido transformando en un oscuro monstruo. Pronto, la oscuridad fue total y el rumor de las olas allá abajo adquirió sombría atracción: ¡Pensar que era tan fácil! Ella decía que éramos seres llenos de fealdad e insignificancia; pero, aunque yo sabía hasta qué punto era yo mismo capaz de cosas innobles, me desolaba el pensamiento de que también ella podía serlo, que seguramente lo era. ¿Cómo? –pensaba-, ¿con quiénes, cuándo? Y un sordo deseo de precipitarme sobre ella y destrozarla con las uñas y de apretar su cuello hasta ahogarla y arrogarla al mar iba creciendo en mí. De pronto oí otros fragmentos de frases: hablaba de un primo, Juan o algo así; habló de la infancia en el campo; me pareció oír algo de hechos “tormentosos y crueles”, que habían pasado con ese otro primo. Me pareció que María me había estado haciendo una preciosa confesión y que yo, como un estúpido, la había perdido.
-¡Qué hechos, tormentosos y crueles! –grité.
Pero, extrañamente, no pareció oírme: también ella había caído en una especie de sopor, también ella parecía estar sola.
Pasó un largo tiempo, quizá media hora.
Después sentí que acariciaba mi cara, como lo había hecho en otros momentos parecidos. Yo no podía hablar. Como con mi madre cuando chico, puse la cabeza sobre su regazo y así quedamos un tiempo quieto, sin transcurso, hecho de infancia y de muerte:
¡Qué lastima que debajo hubiera hechos inexplicables y sospechosos! ¡Cómo deseaba equivocarme, cómo ansiaba que María no fuera más que ese momento! Pero era imposible: mientras oía los latidos de su corazón junto a mis oídos y mientras su mano acariciaba mis cabellos, sombríos pensamientos se movían en la oscuridad de mi cabeza, como en un sótano pantanoso; esperaban el momento de salir, chapoteando, gruñendo sordamente en el barro.