domingo, agosto 21, 2005

Muertos

“Una vez escuche eso
Que por mas tiempo
Que se quedase despierto,
Más fácil era ver a los muertos”.

La cita que acabo de adjuntar, es mía y tiene relación con los muertos y eso de verlos de vez en cuando en la casa o en alguna otra parte.
También es un llamado a la egolatría, aunque el citarse a si mismo siempre me a gustado como idea.

Comienzo este texto así, para ir en la navegación de temas como estos y los que se me vallan agarrando-por-el-cuello en el camino.
El otro día, después del Cumpleaños del Gabriel, después de que él me regalara un incienso(raro acto, en el que él Cumpleañero regale a sus invitados); aunque yo ya le había hecho un pequeñito regalo; -bueno, siguiendo- después de que él mismo con sus otros amigos me dejara en mi casa(acto también raro, pero fuerte señal de aprecio –creo yo), estando ya dentro de mi casa y haciendo mis cosas, con el incienso todavía encendido transitando de un lado para otro con esté en la mano, caminando entrepasillos, subiendo la escalera, con una casa toda apagada; con las luces apagadas, algo silenciosa por dentro, pero furiosa por fuera, con las ventanas algo abiertas y con los ruidos de la calle entrando como frío en una casa con ventanas rotas, de una forma poca sorpresiva, paulatina y natural, voy viendo como la llama del incienso en la oscuridad y soledad de la noche van dejando ver fuera de su propio humo de consumación, cuerpos fosforescentes, de pequeño diámetro en estado aparentemente gaseoso, fuera de lo conocido anteriormente por mí, situados independientemente en el espacio. Llegando hasta él punto culmine en el que sigo caminando y me voy encontrando con otros más de estos cuerpos “de otra dimensión”, hasta situarme frente al mayor de estos en diámetro encontrado por mí en esta pequeña travesía de seguir mi camino..., y dominado por la inercia y él poco de suspenso, atravieso este cuerpo en una velocidad lenta y a la vez esclarecedora. Al parecer era un torso, o era lo que pude ver, con la luz de la linterna de mi incienso, que me guiaba por la dimensión –esta- de los cuerpos extraños nunca antes visto.

Una experiencia bastante extraña por cierto, pero bastante buena, la cual verifica empíricamente por mí, la tesis de que “por más tiempo, que se quedase despierto/ más fácil era ver a los muertos”. La extrema vigilia, el extremo trecho de tiempo de un ser en estado despierto, con ayuda del cansancio y su natural condición de quitar la paja de lo bueno, hace –al parecer- que podamos ver estos sucesos; o por lo menos sentirlos; de forma corriente en estos estados. Aunque la ciencia siempre se opondrá a estos relatos, es cosa de vivirlos y ver hasta que punto llegan tus conocimientos.

Bueno eso fue lo que paso, con una redacción pa’la corneta y sin editar esto es lo que hay.

Chau, chau, chaluitos para todos.

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