domingo, octubre 26, 2008

Comentario

La poesía es el mayor tesoro de Chile, más que el cobre, el vino o los exquisitos mariscos que no llegan a la capital. La poesía es la materia prima con la que está constituida esta delgada franja de tierra. Calidad y abundancia es lo que ha hecho ser reconocido este país en el resto del mundo y que ha servido para que muchos jóvenes --y también mayores-, sigan cultivando esta tradición. Tradición que ha estado marcada por cofradías, mezquindades y ajustes de cuentas.
Así es como partimos este siglo XXI, con una generación que sigue cultivando esa gracia para destacarse en controversias y donde desde ahora (o siempre) los poemas son un pretexto para estar al día con la poética de moda y poder manejar desde ahí el poder alcanzado.Y es por que es una buena forma para hacerse un buen grupo de amigos, así como nunca tuvieron en el colegio, porque eran ñoños y además nadie quiso leer sus textos. Y es que Chile debe ser el único país donde ser poeta exitoso, puede ser homologado a ser rockstar dentro de la reducida pero potente farándula literaria.
De ahí es como veo, que la búsqueda del poder parece ser el fin último que motiva a varios poetas jóvenes a seguir en sus poemas academicistas, a la orden de la moda literaria y a moverse con no menos inteligencia en el ambiente. Porque la poética ganadora parece ser, la formula para conseguir lo que siempre han buscado; no importa como sea el poema, lo importante es que tenga hartas citas e inclusión de reescrituras para que sea sólida ante la crítica y haga acto de presencia en el oficialismo poético. Así es como hay poetas que son un gran nombre, pero que no se les puede recordar ningún poema o fragmento. Poco les importa escribir el mejor poema de Chile y/o en lengua castellana, más ser conocidos, tener un grupo de amigos con influencias para hacer y deshacer lo que quieran en el medio literario local y que los poetas mayores que ellos los respeten aunque no hayan leído nada suyo, --porque éstos no leen a los poetas jóvenes.

Nada nuevo lo que he escrito, la historia se repite. Chile ha sido víctima de un jugoso ambiente literario, que finalmente –e inclusive-- exprime la más alta poesía de la región.

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