Me gusta el verano porque me recuerda un cumpleaños de mi madre (2 de enero), cuando yo estaba chico.
El durazno había crecido mucho de una temporada a otra y daba una sombra sobre el patio interior.
Nos subíamos en escalera a sacar los frutos maduros para entregárselos a los invitados.
Cercano a esas fechas había una piscina con los frutos redondos y resplandecientes mirando desde la altura del árbol entre el follaje tupido y verde.
Eso era olor a verano.
También recuerdo una Navidad con la familia de mi madre y mi padre (significa que éramos muchos) en una tibia noche de verano.
(Claro porque era Navidad y mi casa que queda en el hemisferio sur).
Sentados, o por sentarnos, en una larga mesa hecha por partes de otras mesas, o de todas las mesas disponibles en el lugar: mi casa.
Mientras esperábamos que fuese la hora de cenar –o que la comida preparándose ya estuviese lista.
Mis primos mayores sentados en el living, la radio encendida y yo bajando rápido por las escaleras (en el segundo piso estaba mi pieza y el resto de las habitaciones) a presionar REC más Play en la casetera de la radio porque aparecía –por enésima vez– y otra más “Kiss from a Rose” de Seal.
Tema central de la banda sonora de Batman Forever, que tocó estar de moda cuando yo era pequeño e influenciable por los gustos impuestos por la industria.
El verano es eso para mí y caminar de noche con ropa ligera despreocupadamente.
23 de febrero del 2021
No hay comentarios.:
Publicar un comentario